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domingo, 31 de julio de 2011

31 de julio

Todos beben de mi locura como si mis sesos, a veces dulces, fueran un acapulco con mucho tequila y las proporciones cambiadas. El aire es húmedo y espeso, irrespirable. Sobre el puerto se agita una bruma nerviosa que se afana por dejarme el cuerpo pegajoso. Y lo digo así, como si todo mi cuerpo fuera la piel y ésta estuviera anegada en la vicosidad, como al ralentí, sufriendo, levantando de entre el barro una pierna y después la otra. Y vuelvo a decirlo así, entre el moho y el salitre, vuelvo a caer en el error de utilizar la palabra pierna para llamar a este saco pringoso. Vuelvo a obviar la sangre, el olor afrutado de las venas, el metálico tacto del triple seco.

1 comentarios:

Miguel Rual dijo...

Voy a desvirgar a tu blog, porque soy mediopadre del título! ya

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